Historia - Identidad

 

San Ignacio de Loyola

San Ignacio nació en 1491 en el castillo de Loyola, en Guipúzcoa, norte de España, cerca de los montes Pirineos que están en el límite con Francia. Su padre Bertrán De Loyola y su madre Marina Sáenz, de familias muy distinguidas, tuvieron once hijos: ocho varones y tres mujeres. El más joven de todos fue Ignacio. El nombre que le pusieron en el bautismo fue Iñigo. Fundó la Compañía de Jesús. Envió a sus compañeros como misioneros por Europa para crear escuelas, universidades y seminarios donde estudiarían los futuros miembros de la orden, así como los dirigentes europeos.En 1548, sus Ejercicios espirituales fueron finalmente impresos.Los jesuitas jugaron un papel clave en el éxito de la Contrarreforma

Sus estudios | Carrera Militar | Su conversión | Compañía de Jesús

 

San Juan Berchmans

«Jesuita, ángel de virtud, modelo de inocencia y amabilidad. Luchó por su vocación que sostuvo por encima de la opinión de su familia. Es patrón de los jóvenes belgas, y de los estudiantes con san Luís Gonzaga»

 

Es uno de los tres grandes santos jóvenes que florecieron en la Compañía de Jesús, junto a Luís Gonzaga y Estanislao de Kostka. Vino al mundo en Diest, Bélgica, el 13 de marzo de 1599. Juan, su padre, era un honrado zapatero y curtidor de pieles, propietario del taller «La luna grande». Su madre Isabel procedía de una influyente familia; era hija de un regidor y burgomaestre de la ciudad. Ambos se impusieron a la diferencia de clases y crearon un hogar bendecido con cinco vástagos; tres ofrendaron su vida a Dios. El primogénito Juan mostró precoces rasgos de piedad y una excelsa devoción a la Inmaculada. Quizá una misteriosa intuición acerca de la brevedad de su vida infundió en él este sentimiento: «Si no llego a santo mientras soy joven nunca llegaré a serlo». Acudía a misa al alborear el día ayudando al oficiante en cuantas celebraciones hubiera. Y si al regresar del colegio hallaba la puerta de su casa cerrada, aprovechaba para ir a rezar ante la Virgen. Su inocencia y candor le granjearon la simpatía de quienes le conocían. Valoraban su entrega y la diligencia que mostraba a sus 10 años de edad asistiendo a su madre paralítica tras una enfermedad. Sabían que hacía malabarismos para seguir sus estudios. Leer más.